La noticia del fallecimiento del renombrado artista colombiano, Fernando Botero, el pasado viernes en horas de la mañana, ha conmovido a amantes del arte y a seguidores de su extensa obra en todo el mundo. Su partida deja un vacío irremplazable en el panorama artístico global, pero su legado perdurará a través de sus icónicas creaciones y su influencia en la escena artística contemporánea.
La Vida y Obra de Fernando Botero
Fernando Botero, nacido el 19 de abril de 1932 en Medellín, Colombia, fue uno de los artistas más destacados del arte contemporáneo. Su estilo característico, conocido como "boterismo", se distingue por la representación de figuras humanas y objetos en proporciones exageradas, otorgándoles una cualidad única y reconocible al instante. Sus obras a menudo exploraban temas de la sociedad y la cultura latinoamericana, a través de una lente que mezclaba lo humorístico y lo crítico.
Botero y su Vínculo con Cajicá
A pesar de haber vivido en ciudades capitales del arte como París, Nueva York y Florencia, Fernando Botero también encontró inspiración y refugio en su país natal. Cajicá, nuestro hermoso municipio fue el lugar escogido por Botero para vivir durante un tiempo. Su residencia, conocida como "Hacienda Tucurinca", se convirtió en su refugio creativo y personal.
Sin embargo, un episodio trágico en octubre de 1990 cambió la vida de Botero y su relación con Cajicá. Quince asaltantes irrumpieron en la Hacienda Tucurinca, perpetrando un robo que no solo resultó en la pérdida de valiosas obras de arte, sino también en la muerte de dos perros guardianes. Entre lo sustraído se encontraban diez esculturas de bronce, veinte óleos y una obra en pastel. Este lamentable suceso llevó a que Botero decidiera no volver a residir en Colombia debido a preocupaciones de seguridad.
A pesar de este trágico episodio, la Hacienda Tucurinca sigue en pie y se utiliza actualmente como sala de ventas para proyectos de viviendas con el mismo nombre. En sus instalaciones aún se pueden apreciar los espacios donde una vez se encontró el taller del artista, así como las pinturas que adornaban sus paredes. Existe un interés creciente en convertir esta casa en un patrimonio cultural y un museo que permita al público conocer más sobre la vida y obra de Fernando Botero.
"Nuestra Señora de Cajicá" y su Enigma
En el año 1972, Fernando Botero pintó al óleo una obra titulada "Nuestra Señora de Cajicá". Esta obra lleva el nombre de nuestro querido municipio, Cajicá, pero cabe destacar que no existe registro alguno de una advocación mariana conocida con ese nombre. La obra, que mide 243.4 por 181.8 centímetros, representa una advocación mariana en un estilo propio de Botero.
Curiosamente, poca información está disponible sobre esta obra en particular. No se encuentra bajo la propiedad de la alcaldía municipal ni de institutos culturales locales, y tampoco está resguardada en algún museo reconocido. Se rumorea que en algún momento fue subastada, pero no existen registros públicos sobre el precio de subasta ni la casa de subastas responsable.
La obra "Nuestra Señora de Cajicá" es un enigma en la carrera de Botero, y su paradero y valor actual siguen siendo un misterio. Es una pieza que despierta curiosidad y puede arrojar luz sobre la relación especial entre el artista y el municipio de Cajicá.
El fallecimiento de Fernando Botero es una pérdida significativa para el mundo del arte, pero su legado artístico y su influencia perdurarán para inspirar a las generaciones futuras. A través de su obra, su vida y su breve pero notable vínculo con Cajicá, su huella en la historia del arte colombiano y mundial seguirá viva y vibrante.
Nombre del Estudiante: David Sierra
Grado: 11mo
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